El hombre tiroteado en Langreo sigue grave en el hospital: ha perdido parte del intestino y deberá ser operado de nuevo

La familia asegura tener miedo "porque el autor de los disparos se ha entregado, pero su padre no, y también participó en el altercado"

VÍDEO: Así fue el tiroteo en La Felguera: el agresor disparó desde la puerta de su coche a la barriga del herido

David Orihuela

David Orihuela

El herido de bala en el tiroteo del pasado lunes en La Felguera sigue ingresado en planta en el Hospital Valle del Nalón esperando una más que probable segunda intervención quirúrgica. Los familiares del hombre, que recibió un disparo en el abdomen, explicaron que tendrá que volver a pasar por el quirófano. El lunes, el mismo día del suceso, fue operado de urgencia en una intervención que superó las cinco horas. Además, apuntan los familiares, el hombre arrastrará secuelas cuando salga del centro hospitalario. "En la operación le quitaron parte del intestino, tanto el grueso como el delgado, y cuando salga del hospital tendrá deberá utilizar una bolsa para hacer sus necesidades", explica la familia.

"Está estable, pero sigue grave", dicen los familiares, que también hacen referencia a su estado de ánimo: "A veces se derrumba porque, quieras que no, está ingresado en el hospital, tiene miedo que le pase algo y se preocupa por sus dos hijos". Lo que también preocupa a la familia es el paradero del padre del tirador. Estaba presente en la reyerta y colaboró con su hijo, al menos en la huida, ya que era quien conducía el coche en el que el autor de los disparos emprendió la fuga.

El tirador se entregó el miércoles por la mañana, 44 horas después del suceso, en el Juzgado de Langreo, "pero el padre no se ha entregado y tenemos miedo, porque también participó en el altercado", insiste la familia. Siempre según su versión, "él (el padre) fue quien intentó atropellar a nuestro familiar y quien le dio el arma a su hijo para que disparase mientras le decía ‘mátalo, mátalo’". "Tenemos miedo, sabemos que el hijo está en prisión, pero el padre sigue fugado y no sabemos si puede volver a atacar a algún miembro de nuestra familia", insisten.

El autor de los disparos ya está en la prisión de Asturias. La colaboración ciudadana fue clave y desde el primer momento la Policía sabía que J. M. F. A., de 33 años de edad, era el presunto responsable de los disparos. Inmediatamente se montó un dispositivo de búsqueda. La Policía Nacional envió a varias unidades desde Oviedo, y los agentes cercaron el domicilio del agresor, pero no apareció.

La presión policial dio sus frutos y, finalmente, el hombre se entregó el miércoles por la mañana. No habían pasado ni dos días del siniestro, ni 48 horas, cuando acudió con su abogado al Juzgado de instrucción número 2 de Langreo, donde no pudieron tomarle declaración. Se dirigió entonces al Juzgado número 3, a poca distancia del anterior, ya que los dos están en Sama. El juez alertó a la Policía Nacional y los agentes procedieron a la detención del hombre, que fue trasladado a la comisaría de La Felguera, donde le tomaron las huellas y le interrogaron para así cerrar el atestado.

Poco antes de la una y media de la tarde del miércoles, el hombre se sentaba ante el titular del Juzgado número 3 de Langreo, en funciones de guardia. Casi dos horas después, hacia las 15:15 horas, salía escoltado por la Policía. El magistrado dictó una orden de prisión provisional, comunicada y sin fianza. El detenido está acusado de tentativa de homicidio o, alternativamente, de un delito de lesiones con instrumento peligroso.

El juez tomó esa decisión de acuerdo con el fiscal "por riesgo de fuga, reiteración delictiva y ocultación de fuentes de prueba", explicó el Tribunal Superior de Justicia de Asturias en una comunicación.

El tirador regresó a prisión, donde en realidad debería haber dormido ya la noche del lunes, el día del suceso, con disparos o sin ellos, porque estaba cumpliendo pena por una condena anterior. J. M. F. A. disfrutaba de un tercer grado penitenciario; es decir, acudía a la prisión de Asturias únicamente a dormir. Durante el día, trabajaba en los servicios municipales del Ayuntamiento de Langreo gracias a un acuerdo entre el consistorio y el Centro de Integración Social de la cárcel. Ahora, el recluso ya no dispone de esos privilegios penitenciarios.