Consumo

La industria pesquera apuntala su entrega a la marca blanca ante la atonía en las ventas

Las empresas insisten en dar mayor valor añadido al producto, con preparados y platos listos para comer, para recuperar rentabilidad

Anticipan una mejora en la demanda para verano

Aspecto general del hall 3 de la Seafood Expo Global, ayer en Barcelona.

Aspecto general del hall 3 de la Seafood Expo Global, ayer en Barcelona. / DIVERSIFIED COMMUNICATIONS

Lara Graña

Fueron tiempos en los que la presentación de los productos se limitaba a un embolsado de gran formato, con rodajas glaseadas de merluza. Las familias no son como las de entonces, porque su tamaño se ha achicado, y los hábitos de consumo tampoco son los mismos. En un escenario de competencia absolutamente global, además, es necesario rascar rentabilidad de donde sea posible, y por eso la comercialización de productos del mar como una commodity cualquiera, al peso y sin valor añadido, no es una opción. “No vamos a volver atrás, al granel, pero tienes que buscar soluciones para enganchar al consumidor y para ser rentable”, confía el director de una de las top 10 de la industria en España. Una estrategia que se traduce en empaquetados más transparentes, sin alambicar, y en los que hay un elemento cada vez más ausente: la marca. Así se aprecia en buena parte de los más de 2.000 expositores que, desde este martes, concurren en la 30 edición de la Seafood Expo Global, en el recinto Fira de Barcelona. “La marca blanca –o MDD, marca de distribuidor– siempre ha sido muy importante, pero es cierto que ahora lo es más”, apunta otro. Una enseña propia en los supermercados, aprecian los empresarios consultados, requiere de un esfuerzo para su posicionamiento en los lineales y en marketing que, con el consumo de proteína marina lastrado por la escalada inflacionaria, resulta hasta prescindible.

Las empresas más centradas en el segmento retail –venta minorista, los supermercados– han sido, de hecho, las que mejor han capeado el bache en el consumo. Ha sido el caso de Profand, por ejemplo, que repitió volumen de facturación (930 millones de euros) el pasado ejercicio en comparación con el anterior. “Para nosotros resulta más estable, en cuanto a precios”, constata por su parte el director general de Cabomar, Enrique Freire, con una fuerte penetración entre grandes superficies y en referencia a las MDD. Un vistazo a las baldas de los súpers constata esta dinámica de menor presencia de las marcas, aunque las empresas no hayan renunciado a ellas. Enseñas como Nueva Pescanova, Nós (Iberconsa), Elmar (Pescapuerta), San Marco (Wofco), Pereira o Prodemar (Stolt Sea Farm) son esencia misma de la industria y huella indeleble de su desarrollo y diferenciación. Pero el sector ha pasado por meses de vacas flacas en demanda y, una vez más, se ha adaptado. “Las que estaban vendiendo productos más caros son las que más han sufrido, pero todas nos tenemos que adaptar”. Incluso desde el otro lado del charco –coinciden Pedro Bohnsdalen padre e hijo, de la compañía Wanchese Argentina, y el armador fresquero Giuliano Vestuti– han apreciado este cambio en los patrones de consumo de las familias españolas. “Con poco que los salarios no acompañen a la inflación es una pérdida de capacidad de compra que se nota”.

Sostenibilidad

Pero marca blanca no significa una vuelta atrás en los nuevos procesos industriales, porque la aportación de valor añadido y la apuesta por la sostenibilidad son irrenunciables. No solo de cara al consumidor final, sino para poder penetrar en nuevos mercados. Un caso práctico: la certificación MSC (Marine Stewardship Council) para la pesquería fresquera de langostino argentina es determinante, como destaca Vestuti, para poder irrumpir en mercados como el francés o norteamericano. Conarpesa, participada al 45% por la viguesa Wofco, gestiona cerca de una docena de buques fresqueros costeros, después de haber adquirido a Iberconsa las embarcaciones Siempre Santa Rosa, Coraje y Golfo San Matías. El langostino de Chubut (aguas provinciales) acaba de entrar en fase de “evaluación plena” para conseguirlo.

¿Y ahora? Las empresas aprecian una relativa mejora entre los consumidores, aunque no en todos los mercados. “En Estados Unidos la inflación sigue preocupando. Aquí no está muy boyante, pero confiamos en que mejore de cara al verano”, complementa otro directivo. El anunciado recorte en el precio del dinero por parte del Banco Central Europeo (BCE), que dan por hecho todos los analistas, ayudará a espolear el ánimo de los hogares y quitará tensión a los costes financieros de las empresas. Tampoco existe un alivio en todos los productos, porque referencias vinculadas a la pesca de palangre continúan muy por debajo de sus niveles habituales de demanda. Pero el verano, a fin de cuentas, parece un nuevo punto de partida y el buen ánimo en la feria de Barcelona anima al sector de cara a la futura edición de Conxemar, la número 25.

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