Opinión

Bulos para tumbar las urnas

Acusaciones sin base demostrativa incompatibles con la democracia

La democracia se basa en la voluntad del pueblo ("Conjunto de personas de un lugar, región o país", define la Real Academia Española). Esa voluntad se expresa en las urnas, en el sufragio universal. Cuando la decisión del cuerpo electoral se ignora o rechaza se rompe la democracia. El acoso y derribo, por medio de acusaciones sin base demostrativa, apelando a sentimientos familiares, de un presidente elegido democráticamente por métodos distintos a la voluntad salida de las urnas no es un modo democrático. Es decir, incompatible con la esencia de la democracia.

¿Se imaginan una democracia en la que un grupo que ha perdido las elecciones difunde bulos contra el ganador hasta vencer su resistencia humana? Si se puede recuperar el poder recurriendo a métodos no democráticos ¿para qué sirven las urnas? Hay modos de romper el régimen democrático por medio de las armas. En una democracia consolidada ya parecen descartados. Pero hoy se ensayan otros métodos tan peligrosos si se tiene el poder del dinero para llevarlos a cabo o se ataca a los sentimientos humanos más primitivos. Ya los hubo cuando se compraban votos. Pero parece que hoy no son rentables o son menos efectivos dada la universalidad de la información. Y acudir a los sentimientos puede ser barato. O quizá más efectivo. Recuerden el asalto al Parlamento estadounidense cuando Donald Trump perdió las elecciones. Apeló a los sentimientos al difundir que se habían hecho trampas en las urnas. Difundir bulos contra la esposa del presidente parece ser el método elegido en España. Desde "Begoño" al tráfico de influencias y la corrupción administrativa de su esposo ha pasado por todo.

Las apelaciones a la resistencia, a la resiliencia del presidente, son gratuitas pero pueden no ser eficaces. Porque, señala Pedro Almodóvar, "existe una nueva técnica para derribar al adversario político, acosarle mediática y judicialmente hasta quebrarle emocional y judicialmente, que no soporte más presión. Es una estrategia que no tiene ninguna relación con la política, en ningún momento se ponen en valor los resultados de la gestión del presidente. Es una técnica basada en la crueldad y la tortura psicológica personalizada de la víctima, que se complementa con la tergiversación y manipulación" y "todo lo que está ocurriendo es gravísimo y nos concierne a todos los ciudadanos y a los partidos políticos que hace tanto tiempo se han olvidado de nosotros". Mientras, la directora de un nuevo digital, en medio de esta vorágine de "patriotismo sentimental", ha llegado a decir sin sonrojarse que puede ser un método para que una mujer alcance la presidencia del Gobierno. Atacar a la esposa del presidente parece ser su forma de feminismo.

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